miércoles, 8 de agosto de 2007

FRANCO MONZANI

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OBRAS DEL AUTOR


2922-D-2006 . Número de la resolución de La Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires que declara de Interés Cultural al emprendimiento independiente "Urbanía" y a su novela radial "Proyecto Urbano"

PROYECTO DE RESOLUCIÓN
Artículo 1º.- La Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires declara de Interés Cultural al emprendimiento independiente "Urbanía" y a su novela radial "Proyecto Urbano" realizado por vecinos del Barrio de Mataderos, a realizarse a partir del 20 de octubre de 2006.
Art. 2°.- Comuníquese, etc.
Señor Presidente:
Urbanía es un recorrido desde el barrio, contemporáneo e histórico a la vez, en búsqueda de profundizar, conocer y disfrutar la realidad e identidad de pertenecer a ese conglomerado heterogéneo llamado Buenos Aires.Proyecto Urbano, es la ficción que grafica esa misma realidad a través de una barra de amigos de las últimas cuatro décadas de la historia porteña, su creador, Franco Monzani, se prepara para un trabajo similar, que recorra la enorme y multifacética Babilonia Latinoamericana, la urbe llamada Santa María de los Buenos Aires.Prolífica en barrios disímiles y particulares, cada vez articulados con más orden, actualmente en Comunas que tratan sus temas específicos pero Buenos Aires tiene una identidad clara y un área de independencia que no reconoce fronteras.Sin embargo, no por darla por conocida, no por aceptar la porteñidad sin dudas, la épica que comienza con la invocación de Juan de Garay es un tema profundizado y buceado.Y, cosa curiosa, la gran ciudad solo suele referenciarse en un puñado de sitios tradicionales, asociados frecuentemente con la Colonia o con los albores de la Patria, mientras pierde su concepto de identidad en los escombros que provocan impersonales edificios, sitios públicos que ya no se frecuentan y una compenetración aburguesada y cómoda de lo que la globalización coopta de las ciudades, con una personalidad auténticamente porteña en retirada, que suele ser más valorada en París o en Tokyo que en cualquier esquina propia.Y todo esto, pese a denodados esfuerzos públicos y privados por dar a conocer la ciudad y su historia, intentando promover el conocimiento desde amplios y ambiciosos proyectos culturales hasta sencillos esclarecimientos, como poner plaquetas en algunas esquinas, plazoletas, monumentos, edificaciones, con la esperanza que se lean al menos una vez más que el día que se colocan.La carencia de los argentinos en estas cuestiones es la de no sentir los sitios públicos como propios. Por eso la plaqueta, la estatua, el centro cultural oficial, no es algo propio, para todos. No importa qué prócer persiste como jinete en alguna plaza del barrio, más importa la estructura blanca que lo sostiene para escribir alguna insulsez.Con este concepto, que interesa, ocupa y empuja, el grupo urbanía apenas afincado en Mataderos o en la Comuna 9 o en cualquier Barrio, desea, desde la humilde posición de un Centro experimental y desde el éter, contribuir a la cultura e identidad de Buenos Aires, como un testimonio más. Con las ideas básicas, recorriendo vivencias de personajes célebres contadas desde el barrio, charlas con actores sociales y charlas apócrifas con personajes que esclarezcan, con gracia a través del absurdo, el anacronismo o la exageración, en alguna medida, quienes somos los porteños.
La cultura no está de moda. Nunca lo estuvo. Por lo menos, en su acepción estricta. Peor aún, cuando un selecto grupo se adueña por autoconvencimiento y poder económico de la expresión cultural y acepta o rechaza según parámetros propios, qué merece el mote de cultural.Como desde la base, esta concepción naufraga, ya sea con snobismo o con títulos nobiliarios abolidos en 1813, queda afuera la gran masa de la gente, condenada a la concepción falsa y demagógica, simbolizada en la esclarecedora frase la gente quiere cachengue y no pensar, que sume a la mayoría a sentir placer por expresiones mediocres, no por gusto, sino más bien por costumbre y como consecuencia identificatoria.Esto es, escuchaba a los 15 años esta música espantosa, y así y todo la quiero, no porque la aceptación es placentera, sino por obra y gracia de la añoranza de aquellos años.Víctima de los campeones mundiales del snobismo, los que van al teatro a ver obras que no entienden para mostrar sus atuendos, o de la numerosa orquesta afinada de demagogos y mercaderes del arte, aquella minoría que apuesta, en desorden y desarticuladamente, reconozcamos, a opciones válidas para todos, profundas y a demás populares, se la ve en figurillas, atrapados entre Scilla y Caribdis, dudando y luchando denodadamente para no caer en la garra de ninguno de ambos monstruos.Como esta idea de hacer una humilde contribución a la cultura, que comienza con una epopeya radial que recorra nuestros barrios, esta inspirada con sumo respeto y admiración por Publio Virgilio, el mayor vate de la latinidad, nos hemos permitido, ya que no acertar como él en la pluma, al menos remedarlo en sus defectos. Y uno de ellos ha sido desatender los objetivos que tenía esta presentación, tal como hizo Virgilio con sus Geórgicas, donde abandonó la idea de enseñar agricultura para hablar de sus ideas.En la que luego sería la gloriosa Tebas griega, la defendida por los gloriosos Epaminondas y Pelópidas, Cadmo mató al dragón y sembró sus dientes, de donde nació una raza de hombres que, claro está, luego de pelearse y matarse entre ellos, fundaron su pueblo.Metáfora exacta de cultura -cultivo de un lugar propio- y de identidad -hijos de la Madre Tierra- los tebanos son un ejemplo de lo que debemos ser.Nacidos en Buenos Aíres o no, criados y cultivados en ella, alcanzaremos finalmente cultura e identidad, ambas cosas o una sola, si acaso no son lo mismo, con vocación profunda. Y si los tebanos derrotaron al mayor poderío de su época -los espartanos- con valor, ingenio y amor al prójimo, -el que lucha junto a uno- nosotros podremos hacerlo también. Podremos derrotar a quienes quieren imponer subculturas bárbaras y denigrantes a través de su poderío. A menos que hayamos mentido desde 1580, y no seamos, valientes, poderosos y capaces, como creímos hasta ahora, o creímos creer.
En ese Barrio, Mataderos, Comuna 9, del Sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Capital de La República, ha nacido este proyecto cultural independiente de narrar los barrios por los barrios solicitando a esta Legislatura la sanción del presente Proyecto de Resolución.