Adhiero a lo que dice Alejandro Dolina en cuanto a las Memorias. Si las empezara a escribir, a las tres páginas ya hubiera llegado a anteayer. Y también adhiero a la idea de que si escribiera mis Memorias, y ese libro fuera un éxito, querría suspender la presentación del libro para incluir en mis Memorias ese éxito.
Hay vidas interesantes que merecerían más un libro de Memorias que las de un escritor, quienquiera fuera éste, que se ha pasado la vida observando, y de vez en cuando, viviendo alguna aventura interesante para incluir en posibles futuras Memorias.
Cambio de criterio. No sé si hay vidas tan interesantes para merecer escribirse sus Memorias. Ni sé si hay alguien dispuesto a interesarse en leerlas. Lo que sí sé, es que un libro autobiográfico que cuente las Memorias del autor, sería parcial. Y oficialista, con respecto a quien escribe.
Y un escritor, debe ser crítico, no le cabe bien ser oficialista.
Ya sé que algunos de mis preferidos, empezando por Virgilio, fueron oficialistas. Y otros, como Salustio, además fueron hipócritas. Decían cosas bellas de lo que debiera ser la vida y practicaban las costumbres contrarias.
Pero, eso sí, no fue su oficialismo los que los hizo perdurar, sino su talento literario. Y otra que Memorias, Virgilio ni tuvo oportunidad de ver la Eneida impresa ni en una tienda de ofertas donde vale 10 pesos y un libro de cocina 72.
miércoles, 8 de diciembre de 2010
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